Existe una desviación intelectual que debe denominarse entelequia y no estriba ni en lo económico, ni en lo
político, ni en el poder gubernamental ni en el llano social. Esta en lo cultural y el interior de los funcionarios gubernamentales;
por no conferir amor verdadero a la patria, tampoco se angustian excesivamente por las necesidades ni por los valores morales
y éticos. Tomar posición en las confrontaciones es colaborar en la divisoria de las aguas, no debemos participar de esta manera
–la cual se busca-, la manera consiste en elevar los rangos, impulsar la nobleza, y si la capacidad intelectual no alcanza,
buscar en la historia de nuestra patria manifestaciones de los padres de la argentinidad.
Para dar a esta situación una imagen esclarecedora, podemos alegar que tiene la simpleza
de lo profundo, no rasgarse las vestiduras en consentir y aceptar los errores de las partes. No estamos leyendo un pasaje
bíblico de un profeta mayor, que puede tener mas de una explicación según el conocimiento teológico. Hay pasajes del Infierno
del Dante: recuerdo que en la barca de Caronte mientras los justos ascienden a su derecha, a la par los demonios tratan de
retenerlos. Caronte, hijo de la Oscuridad y la Noche, sólo dejaba pasar
a aquellos que pagaban por montar en su barca. No esperemos los prodigios de Dios que la vara se
convierta en serpiente, ni el mar dividiendo sus aguas para liberar a los judíos de los designios del faraón. Requerimos de
grandeza; cuando Tiberio Julio César Augusto (42 a.C. 37 d.C.) ordena que exilien a Julia adorado por él
al intentar dividir el imperio y prostituirse; a Augusto se le desgarró el corazón, pero el honor, responsabilidad
y dignidad ante el mundo era verdadero, si no hubiera actuado como lo hizo la historia se encargaría
de marcar su egoísmo de padre que privilegia la sangre familiar al Imperio.
Esto que nos ocurre hoy es insignificante basándonos en las miserias que atraviesa el género humano; las
guerras de Irak, Afganistán, hambrunas en países africanos, asiáticos y latinoamericanos por ello tenemos la obligación moral
y material de ceder al sentido común aunque nos toque morir en el intento .
En esta evaluación no hay nombres propios ni segmentos de poder ni grupo numerosos de ciudadanos que se esfuercen
por alcanzar objetivos comunes, la unidad es el bien, la división la partición especulativa es oscura y pérfida. El viejo
adagio dice: ¨la unión hace a la fuerza¨.
Existe gracias al cielo una democracia y pareciera que los mismos funcionarios pugnan por desgastarla, erosionarla,
expresan opiniones agresivas, torpes; no saben que “la política es el arte fraternal mas humano” decía un pontífice.
Detengamos el tiempo en acontecimientos pasados, es fundamental desterrar el odio, el resentimiento buscando
justicia, pero elijamos la mirada de los Grandes que forjaron la República.
Requerimos patriotas para el siglo XXI, hombres y mujeres bien nacidos que evolucionen en un proceso integral,
sin interesar rango ni condición social, si no lo hacemos descendemos abruptamente en la cosmovisión de la estadista, ésta
debe sentir un verdadero “amor”, palabra universal no superada hasta el presente; enarbolando la enseña del patriotismo
legítimo, para luego convertirse en auténticos estadistas.
Jaime Balmes decía que no existían hombres providenciales, sino que existen causas que producían un fenómeno,
y de allí surgía el hombre elegido.
La idiosincrasia gubernamental Argentina –no toda- funciona como una maquinaria que repite axiomas buscando
en la improvisación la salida, y los yerros no los aceptan, -manipulan cifras, inventan situaciones-, deben saber que la persistencia
en el error produce daños irreparables y la soberbia no admite el equívoco.
El orgullo es tan mal consejero que en la historia de la humanidad provocó guerras, latrocinios de enfrentamientos
y muertes, muchas veces seres inocentes pagan las consecuencias de la injustificadas hambrunas y otros delirios gubernamentales para
justificar sus yerros producen catástrofes corriendo el eje de sus errores. Una noria tirada por lentos bueyes es una imagen
arcaica pero representativa, repite siempre el mismo recorrido, horas, días, meses, esa es su misión, en nuestra patria vemos
una noria que reitera las equivocaciones del pasado creyendo que con el correr del tiempo pasan al olvido, pero no es así,
y en cada equivocación hay cientos de damnificados, muchos de ellos con daños irreparables.
¿Es utópico ser justo, actuar con sencillez, proceder con honra, tener vocación de servicio, sentir
dignidad en cada comportamiento, ser veraz en cada discurso, ser solemne hasta en la majestad de nuestros símbolos?. Cierro
la nota con el pensamiento de un intelectual puro:”Necesito ingresar en el dolor del género humano”; éste sabio
que se hallaba en éxtasis místico y su cognición se hallaba en el cenit...”Dios mío todos estos inocentes martirizados,
toda esa muchedumbre de ancianos, niños, mujeres y hombres infortunados”...”¡ y yo pasé por su lado sin querer
ocuparme de sus padecimientos, o me quedé tranquilamente en casa no saliéndoles al encuentro!...¡helos ahora todos vienen
a enrostrarme sus miserias!...¡cuan poco he hecho por el dolor ajeno!”. ¡Mirad sus rostros pálidos me consideran, sus
dedos enflaquecidos me amenazan!..¡ y yo cerré la puerta de mi corazón, y ya no sé como abrirla, para dejarlos entrar! ¡Este
es el semblante de un niño enfermo, tiene blancos los labios, extraviados sus ojos, su cuerpo tiembla
de fiebre!...”almas que los vivientes olvidaron, y yo mas que todos, y yo el peor de los pecadores! ¡Tuve la posibilidad
de calmar su dolor y he vivido de lujos, comodidades y placeres, olvidando su gran dolor!.