Diferencia entre vivir y morir
En toda relación humana ordenada y conveniente hay que
establecer como fundamento el principio de que todo hombre es persona. Esto es naturaleza dotada de inteligencia y de libre
albedrío y que por tanto, el ser humano por sí mismo tiene derechos y deberes, que dimanan inmediatamente y al mismo tiempo
de su propia naturaleza. Son derechos y deberes universales e inviolables, y no pueden dimitirse.
Un sabio dijo: "Las normas naturales y divinas, sobre las que
descansa la justicia, no están consignadas en forma de derechos, sino en forma de deberes. No se nos ha dicho: “He aquí
vuestras atribuciones, sino vuestras obligaciones”. Esta diferencia es capital. No es que el deber no comprenda al derecho
o el derecho al deber. No se puede tener un deber hacia ustedes sin que ustedes tengan un derecho sobre mi. Y ustedes no tienen
un deber para conmigo sin que yo tenga un derecho sobre ustedes. Pero el derecho es la faz utilitaria y egoísta de esta relación,
y el deber, la faz abnegada y generosa. Por eso es inmensa la diferencia que existe en construir la sociedad sobre el derecho
y fundada sobre el deber. El deber es más estable y más fuerte que el derecho.
Cualquiera puede ceder su derecho, pero nadie puede abdicar
de su deber. También es enorme la desigualdad entre el Contrato Social y el Evangelio. El Contrato Social es el libro de los
Derechos del hombre; El Evangelio, el libro de sus deberes".
El deber de los gobernantes es grabado en la historia,
como patriotas en la irredenta defensa de los intereses del pueblo, por consiguiente de la Nación misma, la luchadores de
principios y ejemplos tanto morales como materiales, virtuosos para con nuestro pueblo, impulsores del progreso humano, instructores
del edificio social y rectores del pensamiento nativo.
El deber nos acompaña toda la vida. Debemos obligación
a Dios, a la Patria y a nuestra familia. El cumplimiento de obligaciones nos reviste de enorme responsabilidad.
El género humano requiere la observancia más aún la obligación
de los derechos sociales. Todos los que necesitamos asistencia tenemos la potestad de pedir a nuestros semejantes y éstos
sólo tienen la obligación moral y material; asistirnos. Por derecho nos protege ante los gobernantes.
Los gobiernos tienen una sola salida: colocar a personas
virtuosas, honestas, idóneas, bus-cando la excelencia en el amplio campo de servidores y no serviles. Se requiere de estadistas
para sacarnos de esta crisis mundial, con sabiduría, veracidad, creatividad y responsabilidad, sin dejarnos inermes ante el
caos que impera desde hace tantos años.
Debemos presentar las dignidades para que éstas sean ejemplo.
El modelo enseña mejor que el precepto. Son modeladoras del carácter del hombre. Vivir honestamente es el máximo predicador.
La coherencia de vida denuncia las debilidades. Dar un elevado arquetipo de vida es el más rico legado que un hombre
Los hombres más rectos pueden tener momentos de duda y debilidad,
pueden sentir que se conmueve debajo de ellos la columna de su fe; pero solo los mejores, los más rectos, por eso no pueden
gobernar como lo hacen, deberían levantarse de su desfallecimiento recurriendo a sus principios de excelencia –pero
que pasa si no lo tienen-. Se puede entender, pero jamás aceptar, que los dirigentes no tengan el amor necesario, honestidad,
erudición, responsabilidad y espíritu solidario.
El deber nos muestra que no puede enseñorearse la
corrupción permitiendo que la mayoría de la clase política llegue al poder para asegurar su futuro y el de los suyos. Aquí
existe un pasado inmediato, arbitrario e indecente. Hipotecaron el futuro con seres que están afectados por deficiencias neurológicas,
fruto del hambre y crueles abusos con maniobras políticas para su permanencia en el poder.
¿Porqué hay que salvar a los
bancos?, hay que salvar a los ahorristas, ¿porqué salvar la economía donde se ve claro y se intuye como los ricos serón mucho
mas ricos y los pobres mucho mas pobres?, -o la economía no debe estar al servicio del hombre- y no al servicio de unos cuantos
nefastos financistas, no es igual servir a la dignidad humana a través de los lazos de doctrinas salvadoras, que a favor de
doctrinas mas malditas que las pestes, cuantos hombres mujeres ancianos y niños murieron en las guerras, bueno multipliquemos
las cifras y roguemos a Dios su protección, pero no se le puede solicitar todo a Dios hay que agotar las fuerzas en una unión
de hombres y mujeres honestas cansadas de ser esquilmadas por los derechos de los otros, que mas que derechos son imposiciones
aberrantes. Tan rico es el universo con pueblos tan empobrecidos. La doctrina del desarrollo es mejor es material y espiritual,
el crecimiento es mas solo ganancias; también enorme diferencia. La codicia del negocio político con el gerenciamiento de
las corporaciones se sienten césares del siglo XXI su poder es tal que a quienes le levantan el pulgar viven y si lo bajan
mueren.
Los derechos sé multiplican, los deberes se restan. Y cuando
se dispone de fuerza para exigir lo que se considera un derecho, se recurre a la violencia y ésta lleva al caos. Sepamos como
hombres y mujeres libres, defender con heroísmo lo que se nos quitó con injusticia y opresión.
Sin grandeza no hay destino y sin sacrificio no podremos
recuperarnos y salir de la trampa tendida. La resurrección dependerá de cómo sepamos defender cada uno de nosotros el difícil
presente.
Antes, por muchísimo menos, sé suicidaban. Hoy todavía
se sienten hombres perseguidos. ¿Cuántos más necesitan mentir y denigrar a los pacíficos –por hoy- a los pueblos para
que sus farsas puedan elegir un destino de grandeza?
Hoy la unión está condicionada a la tecnología, sepamos
utilizar muchas de las cosas que desplazaron la dignidad, sin estar contra la ciencia.
