A la Patria
se la ama, se la defiende y protege, se la preserva. Para interpretar lo incomprensible debemos ingresar en las épocas donde
los marcos referenciales eran el terror, la angustia, la impotencia por la desaparición del Estado de Derecho, grupos criminales
eran parte de los dioses terrenos, autorizados a matar sin el menor atisbo de razón, siendo la consecuencia esta realidad
plenaria. Como una catarata de agua rápidamente saturó su contenido para producir un estado especial de pánico en toda
la población. La muerte, desaparición, y la tortura arreciaban con el poder de un huracán que avasallaba sin pedir, la prepotencia
violaba todo a su paso, la necesidad de aniquilar sin importar ni métodos ni razones, menos actuar dentro de la ley, “eso
era para los imbéciles” y la patria recomenzó con espasmos de sangre por doquier, la “Civilización y Barbarie”
vuelve al centro de la escena con fiereza demencial. Los familiares de las victimas apelaban a cualquiera que les pudiera
dar una noticia sobre el paradero del desaparecido. La saña gubernamental masacró miles de “Proyectos de Vida”
invadió familias, amigos, y seres queridos. El crimen hizo arrodillar ante el verdugo de la nueva inquisición exterminando
sin importar a quien ni a cuantos. Primero el stablishment desarrollo la etapa de José López Rega poseído de perversidad,
sin riendas que sujetaran a ese siniestro “ser”, organizó la
Triple A; su poder fue omnipotente. Creado el caos, la muerte desfilaba con la libertad de los eternos, en
todas las ciudades hasta pueblitos de la patria había pánico. Y comenzaron a llegar los informes de las desapariciones o teóricos
enfrentamientos. Aquellos que buscaban equivocados o no, cambios, eran de gran peligrosidad por el solo efecto de disentir.
No existía ni perdón ni justicia, solo balas de la metralla y el trabajo quedaba terminado. Gran parte del terror estaba
en un sector dentro del gobierno democrático produciendo odios y venganzas, la triple A, en gran medida manipulada por la P-Due gobernada por Licio Gelli; con ramificación en el ministro de Defensa
Adolfo M. Savino, con su cómplice más importante el canciller Alberto J. Vignes, llevaban adelante el caos. La metástasis
de lo que fuera izquierda debía ser extirpado con métodos bien claros que no ofrecieran dudas, el pavor convierte al ser humano
a un estado de servidumbre y desesperación siendo robada la condición de humano, el instinto, la faz animal busca no perecer
pero la crueldad podía mucho mas. Jóvenes, hombres mayores, mujeres y niños no poseían rango en el momento de ser vejados
y ejecutados. Le dejaron las puertas abiertas de par en par la toma del poder del Estado por los militares codiciosos de
llevar adelante el plan establecido. Se completa con la alta traición a la
Nación Argentina. La dictadura militar plagó de corrompidos todas las áreas estratégicas, la existencia del
ser no valía nada, una locura se había apoderado del gobierno castrense, fiebre de intolerancia sumada a la soberbia socavaba
los cimientos de convivencia y paz. Luego las fuerzas militares llegaron a lugares donde el pensamiento social fluía, y
la discrepancia no tenía cabida. Jamás utilizaron las herramientas correctas a través de los medios constitucionales, pero
la orden mundial era establecer la consternación por una generación no se debía hablar de otra cosa que el genocidio y es
evidente su atroz éxito, y ahora lanzan palabras que crispan al género humano. Aquí no hay sutilezas, ni sofismas, ni argucias
debemos entender la mente morbosa y criminal, las ciencias sobre la conducta humana podrán después de las declaraciones demenciales
del ex general Videla lograr ahondar en el laberinto de la perversión encontrando respuestas donde casi seguro no existen
términos literarios adecuados, lograron alta traición a la patria, genocidio, acciones de lesa humanidad por doquier. El
ex dictador, dice no se arrepentirse de la acción llevada a cabo durante su presidencia de facto, tiene una connotación nociva
de tal magnitud advirtiendo el odio, resentimiento, sed de venganza, y otras peligrosas incitaciones contra todo dogma el
“no matarás”, sin dejar resquicio mínimo de amor a la
Patria Argentina. Hay que ser demasiado hombre para arrepentirse y pedir perdón por la calamidad llevada
a cabo. No pasaré a calificar el endeudamiento externo multiplicado, el cierre de más de treinta y nueve mil pequeñas y
medianas industrias nacionales, la corrupción en todos los niveles gubernamentales, el robo, la apropiación de bienes legítimamente
adquiridos por empresarios, la concentración industrial matando segmentos productivos de enorme importancia, etc., descapitalizando
con compras en el exterior para derrochar las divisas y cientos de otras motivaciones que corresponden alta traición a la
patria. La claridad debe ser meridiana para vislumbrar a donde pretende llevarnos, juegan todas sus cartas al enfrentamiento,
establecer sectores en pugna y de esta manera no se pueda lograr la
Unidad Nacional, factor fundamental que debe regir todo destino de República. Cuando en Italia aparecieron
las Brigadas Rojas, produjeron miles de violentos casos secuestraron, juzgaron y mataron a Aldo Moro se los combatió con la
ley de la República y fueron encarcelados y hoy salen
arrepentidos, lo mismo ocurrió en Alemania con la banda Baader Meinhof siempre se fue corrigiendo con la Justicia, llevando al culpable ante una Corte. Hoy los juicios orales van mostrando
lo inimaginable de una acción “humana”. Para que se sepulte todo signo de resentimiento y odio, la Justica deberá llegar hasta el último confín de la patria. Paso a
analizar este pasado-presente, nuestro caso éramos empresarios jóvenes que nunca estuvimos enrolados en ninguna ideología,
solo trabajábamos, pusimos en marcha un plan de economía de paz, donde iba a los sectores de menores recursos, luchando contra
la intermediación y las multinacionales en una escala media. Ese fue para ellos nuestro pecado buscar mejorar el sueldo de
los más carentes. El Plan Económico Expansivo General era demasiado desafío para los dioses terrenales.
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